La política aún aguarda. Tal vez cuando quiera subir el post ya no tenga siquiera relevancia, y no lo suba... Pero, bueno, me da igual.
¿Alguna vez os habéis planteado por qué echamos de menos a las personas que queremos, o las cosas que nos gustan? ¿Alguna vez os habéis planteado qué es echar de menos?
Según la RAE, echar de menos a alguien significa advertir o notar su falta, y tener sentimiento y pena por ella. La primera acepción excluye a la 2ª, y se refiere únicamente a darte cuenta de que alguien no está ahí... Yo os hablo de la 2ª acepción, que incluye, a su vez, a la 1ª.
Ayer, a eso de las 11 de la noche, a 12 días del tercer aniversario de la muerte de mi amigo Martín, me volvían a dar otra noticia igual de mala, o peor, porque mi relación con Javi era más estrecha, quizás.
Así que hoy escribo un poco bipolar... Porque mañana va a ser el día más feliz desde hace mucho tiempo, y, en parte, me siento mal, habiendo pasado ayer lo que pasó. Hoy debería estar superdinámica, nerviosa, eufórica... Pero no lo estoy. También debería estar desconsolada, cansada por no haber dormido ayer, y no deberían quedarme lágrimas de haber llorado tanto... Pero tampoco me pasa. Sigo con los ojos empañados cada vez que veo una jota, y la apatía me define hoy. Tengo, en el fondo, muchas ganas de hacer muchas cosas, de preparar todo hasta el último detalle para que sea perfecto porque a mi reina le daría la Luna si cupiese en el cuarto del hotel (y que nadie me diga "si pudieras cogerla y bajarla", porque, por ella, lo haría, posible o no), de querer que pase el tiempo rápido... Y así es. Pero a la misma vez hay un peso en el fondo de mi estómago que me obliga a moverme despacio, que me alarga la cara y borra mi casi eterna sonrisa.
Hoy es uno de esos días en que el corazón late arrítmico, a veces fuerte y rápido, y la mayoría del tiempo despacito y de forma tan suave que me cuesta encontrarme el pulso en el cuello.
Dice la canción que cuando un amigo se va, algo se muere en el alma. Yo sigo sin creerme mucho eso de que yo tenga alma, pero sí es cierto que tengo el corazón encogido desde que me llamó su hermana hecha un mar de lágrimas... Y lo extraño, pese a que no hablásemos todos los días, pese a que no lo viera con asiduidad. Lo echo muchísimo de menos.
Creo que cuando yo digo que echo de menos algo es porque lo he perdido, porque sé que esa persona no va a volver a estar a mi lado, porque algo ha cambiado para siempre. Y es probable que tenga razón en lo que creo. No echo de menos a mi familia, a mis amigos, a mis profesores... Sí, los extraño, me gustaría verlos, pero sé que siguen ahí, que hay tiempo. Puede que por eso, porque "aún hay tiempo" (je, je, je), no los eche de menos.
Sin embargo, no puedo evitar estar jodida cuando pierdo a alguien, o cuando pierdo algo que me importaba. No puedo, de verdad. Y hoy estoy muy jodida... Pero se me pasará, seguro..., a lo mejor en cuanto vaya a la universidad, y hagamos la práctica sobre helechos, y me ría con Maribel cuando casi rompa algo y Jaime no pueda hacer más que reírse y venir a preguntarnos si estamos bien y si nos hemos cargado algo importante (percances en el laboratorio... por variar un poquito), ya me cambie la cara, y piense en ti, y pese a estar triste no pueda evitar ser inmensamente feliz, como cada día que recuerdo que sigues a mi lado.
Te echo de menos, Javi. Dondequiera que estés, si es que estás en algún sitio que no es el tanatorio o el cementerio, o alguna urna de cenizas... Acuérdate de mí de vez en cuando, y sé feliz, siempre. Martín, Xabi, Domingo, Edu... A vosotros también os echo de menos, muchísimo, cada día... Espero que los 5 estéis bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario