Agárrate fuerte a mí, María. - Los Secretos.


Agárrate fuerte a mí, María,
agárrate fuerte a mí,
que esta noche es la más fría
y no consigo dormir.

Agárrate fuerte a mí, María;
agárrate fuerte a mí,
que tengo miedo
y no tengo dónde ir...

Flipando.

Acabo de recordar que en Blogger había un bicho que te enseñaba las estadísticas de tu blog. Al recordarlo me he dicho: "vamos a ver quién y desde dónde entra".

La cuestión es que el bicho éste te muestra las visitas al blog, en general, las visitas a entradas concretas, las direcciones desde las que se redirige al blog, las palabras de búsqueda con las que me encontraron en los buscadores tipo San Google Todopoderoso, el navegador que usan para acceder al blog o el sistema informático que utilizan en sus ordenadores, y lo que me ha dejado im-presionada, en dos palabras, que diría el de Ubrique.

Yo pensando que apenas si me leían un grupo reducido de amigos, y la mitad casi por compromiso, y cuando entro a esto veo que tengo, desde mayo, 3244 visitas (hasta ahora mismo, a las 6.06). Aunque no comentéis siempre, gracias por distraeros en leer las fugas de mi cerebro que acaban plasmadas el ciberespacio.

Lo que me ha dejado flipada, ya por completo, no es el número de visita, sino su procedencia. Como os digo, yo pensando que me leían amigos, o sea, en su inmensa mayoría (que tampoco tan inmensa, que no soy el del anuncio de Moviestafa y su millón de amigos) residentes en España.

Pues no salgo de mi asombro aún, y vuelvo a comprobarlo. Ya. No tengo visitas sólo de España, ni de España y Francia; ni tan siquiera de España, Francia, Argentina y México. No. Tengo visitas de España, Francia, México, Argentina, Singapur, Eslovenia, Ucrania, Chile, Ecuador, China, Rusia, Estados Unidos, Taiwan, Canadá y Filipinas.

La hostia bendita y sin bendecir, oigan. Que estoy hecha una escritora con público a nivel internacional, ahí es nada... Ja, ja, ja.

No me queda más que repetir lo dicho antes: muchas gracias, sinceramente, por pasar por aquí (aunque ya sé que es culpa del viento, que os trae) y echarle un ojo a las cositas que escribo.

Un saludo, y un abrazo, gentecilla, seáis de donde seáis.

:)

A te - Lorenzo Jovanotti


Pongo la letra en castellano, que por mucho que te guste el italiano, ni tú ni yo lo hablamos... La he traducido yo, con ayuda de un diccionario on-line, o sea, que si la traducción es un poco chafardera... Lo siento, es lo mejor que he podido hacer.

A ti que eres la única en el mundo,
la única razón
para llegar al fondo (a la meta) de cada aliento mío.

Cuando te miro después de un día lleno de palabras,
sin que tú me digas nada, todo se vuelve claro.

A ti que me encontraste en un rincón con los puños apretados,
con los hombros contra el muro, presta a defenderme.
Con la mirada baja, en fila con los desilusionados.
Tú me recogiste, como a un gato, y me llevaste contigo.

A ti te canto una canción,
porque no tengo ninguna otra cosa mejor que ofrecerte.
De todo lo que tengo, coge mi tiempo y la magia
que con un solo salto te hace volar en el aire como burbujas.

A ti que eres, simplemente eres la esencia de mis días, la esencia de mis días.

A ti que eres mi gran amor, y mi amor más grande.
A ti que cogiste mi vida, y que has hecho tanto de ella.
A ti que has dado sentido al tiempo sin medirlo.
A ti, que eres mi gran amor, y mi amor más grande.

A ti que te he visto llorar en mis brazos,
tan frágil que podría matarte con estrecharte un poco,
y que también te he visto con la fuerza de un avión
coger tu vida entre tus manos y ponerla a salvo.

A ti que me has enseñado los sueños y el arte de la aventura.
A ti, que crees en el coraje y en el miedo también.
A ti que eres la mejor cosa que me haya sucedido jamás.
A ti que cambias todos los días y sigues siendo siempre la misma.

A ti que eres, que simplemente eres, la esencia de mis días, la esencia de mis sueños.

A ti que no te gustas nunca, y eres una maravilla.
Las fuerzas de la naturaleza se concentraron en ti,
que eres una roca, una planta, un huracán...
Que eres el horizonte que me acoge cuando me alejo.

A ti que eres la única amiga que puedo tener [esto no es verdad],
el único amor que querría si no te tuviese ya conmigo.
A ti que has hecho mi vida infinitamente bella,
que conviertes el cansancio en un inmenso placer.

A ti que eres mi gran amor, y mi amor más grande.
A ti que has cogido mi vida y has hecho tanto de ella...
A ti que has dado sentido al tiempo sin medirlo...
A ti que eres mi gran amor, y mi amor más grande.

A ti que eres, que simplemente eres, la esencia de mis días, la esencia de mis días...

Y a ti que eres, que simplemente eres, quien me acompaña cada día... La esencia de los sueños...

¿Te he dicho alguna vez que te quiero?

Si tú no estás aquí...


No quiero estar sin ti... Si tú no estás aquí, me sobra el aire.
No quiero estar así... Si tú no estás, la gente se hace nadie.

Te quiero.
Te amo.

Estómago.

Tras escribir unos 30 párrafos de "carta" al señor (ejem) Mariano Rajoy en la entrada que precede a esta, yo comprendo que no todos tengáis el estómago de leerla entera. Pero es que ya sabéis lo poco que me gusta a mí hablar...

Distinguido Señor Rajoy,

Porque me niego a tratarlo como "querido" o "estimado" cuando no hay nada más lejano a la realidad.

Me dirijo a usted como individuo, como persona, como española (mal que me pese), no como miembro ni representante del colectivo LGTBI. Y lo que aquí expreso es única y exclusivamente mi opinión, tan válida como la de cualquier otro, incluido usted, aunque según quién le quiera considerar en algún modo superior a mí o a cualquier otro miembro del "vulgo".

Le escribo, y puede considerarme osada, porque tengo la oportunidad, y sólo por eso, no porque crea que a usted le importa comino y medio lo que yo pueda decir o no. Le escribo como ciudadana del país libre y democrático en que resido, su tan amada España. Democracia, gran término para una grandísima mentira.

Supuestamente, el pueblo tenemos el poder, ¿verdad? Ya lo dice el Artículo 1.2. de la Constitución española vigente:
La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
Y nosotros, crédulos como Cándido, nos lo creemos, pese a Ley o Sistema (más correctamente) d'Hondt que rige nuestro sistema electoral, y a la división desigual de escaños por autonomías, que otorgan un mayor o menor peso electoral al voto de un ciudadano según su lugar de residencia.

Entre usted y yo, sabemos que es fácil hacernos creer que somos culpables de nuestros propios males, de las idas y venidas de la economía, de los problemas de la educación y la sanidad (no hay médicos, pero, sin embargo, no se aumenta la oferta de plazas de Medicina; las aulas están superpobladas, pero nos gastamos 5000€ en un sillón de Consellería en lugar de invertir en construir una nueva escuela), etc.; cuando, usted y yo, de nuevo, sabemos que no es así.

Aunque he de darles la razón: el culpable es el pueblo sumiso que gobiernan, que apenas si se queja cuando se ve con el agua no ya al cuello, sino rozando el labio superior, y eso estando de puntillas. La culpa es, en gran parte, nuestra, por permitirles hacer y deshacer a su gusto sin más, porque, claro... "Nosotros les hemos ELEGIDO". (Algún día haré una reflexión sobre la exclusión de las minorías representativas en el sistema electoral español).

Me centro, que la política me indigna, y yo indignada me vuelvo un poco verborreica.

Podría haberle escrito esto hace días, cuando hizo usted sus "peliagudas" declaraciones en un periódico nacional sobre el matrimonio homosexual. Como era de esperar, no tardó usted en hacer caso a sus asesores y recular un poquito para no caer de cabeza en la tumba que estaba usted a medio cavar.

Le creía más inteligente, con eso de que ostenta usted el "título" de Registrador de la Propiedad más joven de España. De acuerdo, el Tribunal Constitucional aún no ha hecho su resolución sobre el recurso que ustedes presentaran hace ya nada más y nada menos que 5 años. Sin embargo, la Carta Magna reza en su Artículo 14:
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. 
Asimismo, el Código Civil sí está reformado, y ya incluye en su texto:
 El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio conforme a las disposiciones de este Código. 
El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo. 
En una encuesta realizada, alrededor de dos tercios de la población encuestada apoyaba, activa o pasivamente, el matrimonio homosexual.

Si usted, como dice, apoya la unión de parejas del mismo sexo, y el único problema es la denominación, dígame, ¿cuál es su propuesta? No puede apostar por la unión de hecho, porque igualmente se dan uniones de hecho entre personas indistintamente sean del mismo sexo o no entre personas que, no obstante, no quieren estar casadas. Me salto la invenciones lingüísticas como he oído algunas, tipo "gaymonio" y estupideces similares, porque, como le digo, le considero algo inteligente. Digamos que, teniendo en cuenta su afición al término matrimonio tradicional, opte su gobierno por etiquetar el nuestro como matrimonio NO TRADICIONAL.

¿Seríamos consideradas, entonces, familias no tradicionales a todos los efectos? ¿Mis hijos, que podrían no ser adoptados, sino fecundados in vitro, y que, por tanto, se gestarían en mi seno y nacerían por salva sea la parte de mi anatomía; serían entonces hijos no tradicionales?

Éste (lo tildo, que hasta el 28 no se decide la ratificación de la nueva Ortografía) es un problema común y habitual en su partido. Ven ustedes problemas hasta donde no los hay, realmente, y, pese a jactarse, y muy ruidosamente, de la cantidad de soluciones e ideas para solventarlos de forma eficaz que tienen en su haber, nadie las ha visto. Salvo, obviamente, la gente de su partido.

Habría sido muy fácil escribirle una carta como esta el mismo día en que me indignaban sus declaraciones en el periódico. Habría sido fácil también hacer leña del árbol caído, y reírme en sus narices de cómo Esperanza Aguirre demostraba su mayor "inteligencia política", o el mismo Alberto Ruiz Gallardón, al no posicionarse de forma tan radical como la suya contra el matrimonio gay; demostrando, una vez más, que no consigue usted "gobernar" ni siquiera a los "suyos".

Sin embargo, al igual que usted ha esperado 5 años, nada más y nada menos, para hacer unas declaraciones de este calibre sobre el tema que tratamos, yo he preferido ver cómo se desarrollaban los acontecimientos un poquito antes de escribirle.

Dijo usted, aunque ahora haya hecho una retracción (en apariencia) sobre sus declaraciones, que dijera lo que dijera el Tribunal Constitucional, o sea, la CONSTITUCIÓN, sobre el matrimonio homosexual, usted ignoraría esta decisión y seguiría condenando el matrimonio homosexual. La Constitución, por si usted, Licenciado en Derecho desde el mismo año en que se ratificó la Carta Magna, no lo sabe, es la PRIMERA LEY de nuestro Estado de Derecho. Y saltarse la ley, Señor Rajoy, es DELITO.

Si bien ahora donde dijo "digo" dice "Diego", y nos informa de su intención de esperar a la decisión del Tribunal Constitucional para inclinarse a una u otra postura frente a las uniones homosexuales, su mensaje, Señor Rajoy, ha quedado bien claro ante todos: al más mínimo atisbo de tener el poder en sus manos, no puede evitar atentar contra el Estado de Bienestar, o hacer manifiestas sus intenciones de hacerlo, como es el caso.

Y no voy a caer en comentarios jactanciosos sobre su matrimonio tardío con doña Elvira, y los tan aireados rumores sobre su sexualidad. Porque no me los creo, en primer lugar; y porque no los necesito, en segundo. Ya se deja usted bastante en evidencia solito como para que precise yo emplear ataques personales contra usted.

No sólo deja usted caer perlas en cuando a los homosexuales, no, Señor Rajoy. También defiende una Sanidad privatizada. Al igual que una Educación de gestión privada y el encargo a empresas particulares de la aplicación directa de la Ley de Dependencia [Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia y a las familias], que ahora depende de las Autonomías.

Y yo, sinceramente, porque hablo siempre sin necesidad moral de reprimir ningún comentario que me apetezca hacer (¡mire, Señor Rajoy, como usted!), me asombro de cómo la gente normal puede votar al Partido Popular, del que es usted Presidente. Me asombro no, es que me deja atónita. Me deja atónita, anonadada y "ojiplática", el hecho de que alguien sea capaz de dar su voto a alguien que ya antes de conseguir el poder deja entrever que su gestión va a ser CONTRA el pueblo. Si bien, cómo no, dejarán la economía muy saneada tras su paso por el Gobierno, si éste se llega a producir, pues es característica principal de su discurso el continuo de alardes a su futurible gestión económica.

Con el corazón en el pecho (al lado izquierdo, cómo no, y bombeando sangre roja), y no en el puño, le digo una cosa a usted y a cada persona que le vota: quiérase un poco. A usted le digo, además, que si pretende ganar las elecciones con un programa electoral cuyos pilares sean los que publica últimamente, cómprese un buen cojín para el asiento de la Calle Génova, porque La Moncloa se la veo un poco más de lejos... A sus votantes (aquellos que ya le han votado alguna vez, a los que van a hacerlo por hache y por be, y a los que se lo plantean) les digo que, como ya dijera a finales del siglo XVIII el señor Joseph de Maistre:
Cada pueblo TIENE el Gobierno que se MERECE.
Y si ustedes quieren un papanatas sin capacidad de mando al frente de su gobierno... Están de suerte:
¡voten a Mariano Rajoy!

Retomo la conversación con usted, Señor Rajoy, y le repito lo que le dije antes: quiérase un poco. ¿Sabe usted lo que dicen de que se hace camino al andar? Pues sepa que puede volver atrás en su camino, pero el camino queda hecho... Vamos, que no se puede desandar lo andado. Lo que diga hoy, mañana seguirá resonando en las mentes de millones de personas en todo el mundo, y en nuestro país especialmente.

Vivimos en tiempos de cambio, le pese a quien le pese. Y estos cambios no se producen de manera secuencial, uno a uno, espaciaditos en el tiempo para que les dé a ustedes tiempo a reaccionar de forma meditada ante ellos. No se aferre a tradicionalismos inútiles sólo por conseguir votos. Craso error, no lo cometa. Sea valiente por una puñetera vez en su vida (hablando mal y pronto, discúlpeme) y atrévase a crear una tradición de progreso, como la sociedad requiere hoy en día.

Y, sin ninguna pretensión de amenaza por mi parte, tenga usted por seguro que, si intenta llevar a cabo las reformas que pretende, el pueblo, o, al menos, parte de él, no va a sentarse con una bolsa de palomitas a esperar que destruya a placer los derechos por los que ha luchado durante no semanas o meses, sino siglos enteros. Torres más altas habrán caído, Señor Rajoy, que le quede claro. Y no todas las derribaron ejércitos, ni religiosos exaltados... Todas, Señor Rajoy, todas, por activa o por pasiva, las derribaron PERSONAS.

Tenga usted una muy buena noche, aunque ya siendo las 6 menos 20 de la madrugada, mejor le deseo un buen día.

                         Atentamente, y no espere nunca que suya,

                                                        María Pérez Sarmiento.

Otra a la RAE.

Como todos sabéis, yo soy "supernormal"; y a las 2.30 de la madrugada de una noche de miércoles no se me ocurre otra cosa mejor que hacer que proponer una enmienda a un artículo del DRAE (lo que viene siendo una definición de una palabra del diccionario). Os adjunto a continuación el texto íntegro del correo que acabo de enviar a estos señores que rigen la "política lingüística" del castellano.

Buenas noches,

Aunque talvez debiera escribir "Buenos días" o "Buenas tardes", teniendo en cuenta a la hora que usted estará leyendo esta misiva.

El motivo, quizás denodado, de mi e-mail no es otro que hacerles una propuesta de enmienda a uno de los artículos del Dicccionario de la Real Academia Española. Les explico a continuación cuál es mi propuesta, y las razones en las que la baso.

Me parece curioso que se acepten vulgarismos tales como murciégalo, toballa o asín, siendo eso, vulgarismos, en el DRAE, y que, sin embargo, no se adapten a la legislación actual que rige nuestro país, y el término matrimonio se siga considerando en el mismo como "Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales.", cuando hace ya 5 años que entró en vigor la Ley 13/2005 que modifica el Código Civil en lo concerniente al derecho a contraer matrimonio. En particular, esta reforma añade un segundo párrafo al vigente artículo 44 del Código civil, manteniendo el primer párrafo intacto:

«El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio conforme a las disposiciones de este Código.
El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo.»

Por esto, y obviamente por motivos de convicciones y consideraciones propias, me gustaría realizarles (hablo en plural porque no sé muy bien a quién me dirijo) una propuesta de enmienda al artículo sobre dicho término en el Diccionario de la Real Academia Española, en el que, hoy por hoy, el matrimonio homosexual (como les digo en el resto de mi mensaje, legal en España) no existe, ni siquiera considerado por la acepción de "Matrimonio homosexual" como especificativa (hecho que, igualmente, me parecería discriminatorio hacia todos aquellos matrimonios de cónyuges del mismo sexo).

Me atrevo a proponerles, desde mi ínfima influencia, como una estudiante universitaria más, en la RAE, esta modificación del Diccionario, simplemente porque considero que si la lengua evoluciona porque lo hace el pueblo, y con él la sociedad y la legislación, no debemos dejar fuera de la evolución lingüística "oficial" (por decirlo de alguna manera) parte de estos cambios sociales.

Sin más, acabo aquí mi propuesta.

Espero su respuesta para saber que llega a puerto, al menos, si bien no espero que se me haga mucho caso (aunque lo desee).

Un saludo y un abrazo,

María Pérez Sarmiento.

Bueno, pues ahí queda la misiva... Otra de esas cosas que denotan lo normal que soy.

PS: ahora que aún no han dado las 3 (son menos 5), voy a acabar el artículo/carta abierta de politiqueo, porque yo lo valgo.

Sin pensar.

Hay días en que me despierto reflexiva; otros, más impulsiva; también los hay en que me despierto con una impulsividad que roza la irracionalidad.

"Hoy" era aún domingo cuando me desperté, después de 45 minutos durmiendo y 2 días con la mujer que me robó el corazón hace ya un tiempo. Tanto domingo como lunes fueron días de los reflexivos, de pensar en muchas cosas y recordar muchas más; era una reflexión agridulce y melancólica, porque, como todo el mundo sabe, los recuerdos más tristes son los felices.

Desde ayer por la noche, sigo reflexiva. Reflexiva hasta el punto de ensimismarme (no, no se dice "enmimismarme") durante todo el día, vagando y divagando entre mis ideas y mis planes. Pensando en el futuro, en el presente... Haciendo cábalas.

Sigo algo rara. Los planteamientos que me he hecho hoy, hace 3 o 4 meses sin irme más lejos, me habrían dado entre miedo y risa (más risa que miedo), si alguien me los hubiese propuesto como míos propios entonces. Pero la vida da vueltas, y vueltas, y vueltas, y vueltas... Y no todas en el mismo sentido. La vida es como un giroscopio. Cuando algo fuerza el movimiento fuera del eje de simetría de su movimiento, cambia a una dirección perpendicular, en lugar de seguir el movimiento que podría intuirse de ella... Lo que vengo a decir es que, por mucho que sea "saber popular" aquello de que la vida da vueltas, como la misma Tierra, a diario, no es posible predecir siempre en que dirección va a girar nuestra vida hoy.

Eso mismo me pasó a mí hace unos meses... Que mi vida dio un par de vueltas de campana. Y eso me ha pasado hoy al plantearme cosas que ni siquiera había pensado nunca, de forma seria. Lo que pasa es que estas cosas me asustan... Supongo que es lo que tiene ser un ordenador: que de vez en cuando la fuerza con que los sentimientos irrumpen en la vida me abruma, y me siento tan chiquitita e indefensa ante ellos, tan a su merced, que siento verdadero miedo.

Y es que como alguien me dijo: "Cuando una persona es el amor de la vida de alguien, ese alguien está bien jodido"..., y tan bien jodido; tanto como para dejarlo todo sin pensar.

Dejaré que el giroscopio siga girando, que los dados vuelen, boten y rueden, que las cartas se descubran... Que el azar sea la guía. Pero si me mareo de tanta vuelta, decidiré yo... Y será mi corazón quien hable.

Optmismo. Pesimismo. Realismo.

Hay días en que me levanto con el pie cruzado (no con el izquierdo, que lo hago todos los días, ni con los cables cruzados, que todo el mundo los tiene así, aunque la frase hecha lo considere extraordinario), al menos metafóricamente. Y, siguiendo con la metáfora, al tener el pie cruzado, el otro pie, aún algo adormilado, con los ojos medio pegados y sin prestar atención a su marcha, tropieza con él. Claro, si empiezo así, ya estoy de mala hostia todo el día. Esos días soy asquerosamente realista, incluso cínica.

Otros días no. Otros días me levanto con el pie izquierdo, como casi todos los días. Voy al baño, me visto, como algo antes de comenzar el día (o no, depende de cuánta prisa lleve), y, al salir del portal, respiro hondo y pienso en alguien a quien quiero mucho, mirando al infinito. Son días de comienzos optimistas. Días en que la sonrisa pende inalterable y constante de mi boca. Pero, como aquél que dice... "hoy que tengo un día estupendo, ya verás como llega algún imbécil a jodérmelo". Y, normalmente, el imbécil se hace esperar unas horas, para que yo me confíe y diga: "hostia, a lo mejor hoy no se presenta"; pero, al final, aparece. Algunas veces es alguien cercano, otras un "sheñor" con barba y "gafash" que sale en la tele, o alguna persona de su séquito, y otras el día me sorprende y me trae imbéciles innovadores, con cuentos nuevos.

Y, por último, están los días como el de ayer (porque a partir de las 12 ya he estado más tristona). Días en que me levanto, o no, y antes de levantarme ya sonrío. Días en que cuando pasan 10 minutos desde que me levanté, no sería capaz de decir con qué pie lo hice. Días redondos, como quien dice, como la o de Optimismo.

Horas.


Faltan algo menos de 2 horas para volver a tenerte en mis brazos...

Esta canción, para ti, mi vida. :)

No queríamos dormir, nos queríamos comer a besos...
No queríamos dejar de cometer ni un solo exceso.
Nos venía a saludar en el balcón la Luna llena.
Nos bastaba con dejar morir, dejar morir, la pena.

Dos clases de personas.

Ayer, hablando con Aitana (te dije que haría esta entrada, y aquí está) llegamos a la conclusión de que hay 2 tipos de personas: aquellas a las que la vida no les da hostias, sino palizas, y aquellas otras a las que la vida les sonríe siempre que se la cruzan, y hasta les guiña el ojo.

Y después estoy yo, que la vida me sonríe, me guiña el ojo y me saca la lengua, justo antes de engancharme un directo en la mandíbula.

Hasta los ovarios.

Hoy, como decía en el post anterior, no puedo más. Lo juro por mi vida: hoy no puedo más.

No es que no pueda más de darme por vencida, de derrumbarme y no poder erguirme de nuevo. No es eso. Es que no puedo más con el mundo, ni con la gente, ni con mi suerte, ni con la hipocresía que rige la sociedad, ni con nada. Hoy estoy harta de todo.

Estoy harta de compromisos familiares impuestos, sin más, desde que naces. Harta de tener que "cumplir" con los amigos. Harta de defraudarme a mí misma. Me doy rabia muchos días por exigirme tanto; pero no me puedo conformar, ni quiero, con ser "normal". Estoy harta de no esperar nada de nadie, para no llevarme chascos, y de que haya tanta gente esperando cosas de mí.

Me tienen hasta las narices los medios de comunicación, preocupándose tantísimo de dar importancia y cabida en sus horarios a la igualdad entre sexos, etnias, edades, etc., a la solidaridad y al apoyo a los que lo necesitan cuando no son capaces les sale de los santos cojones dar un mísero euro de sus beneficios para ayudar (talvez uno sí, y mil también... pero las televisiones, mismamente, pueden aportar mucho, MUCHO, más). Hasta las narices, también, me tienen los altos dirigentes de las cadenas de televisión, y de los medios mayoritarios, que convierten los informativos y todo aquello de alguna relevancia social en nuestras vidas en un mero panfleto de uno u otro partido político.

Estoy hasta las narices de la política únicamente regida por la economía y el interés. Me mata cada día un poco la pérdida de valores de la sociedad. Me da verdadera pena que el voto, en el país en que resido, sea considerado una obligación y no un derecho por el vulgo, cuando hace menos de 100 años la gente se mataba, señores, se MATABA, por votar, por poder decidir aquello que iba a influir sobre su vida... Aunque por todos sea sabido el hecho corrupto en la política española a lo largo de la historia. Me da asco, eso sí, la puta ley de Hondt que rige nuestro sistema electoral y hace que el bipartidismo quede sí o sí instaurado en nuestro país, y las minorías queden relegadas al voto de castigo a uno de los partidos mayoritarios si quieren que su voto sea útil (no voy a votar a Los Verdes o IU en mi comunidad para que mi voto vaya al PP, me niego en redondo).

Estoy harta de dirigentes, por todo el mundo, sin capacidad de mando. Harta de incompetentes que se suceden unos a otros y que se intercambian entre ellos (porque no os creáis que no se hablan entre ellos) el control de determinados factores de nuestra vida. Me da una mezcla entre asco y miedo pensar que Rajoy, con su privaticación de la educación, la sanidad y la mayoría de servicios sociales, pueda llegar a Presidente del Gobierno, sinceramente.

Me repatea, no sabéis cuánto, ver a un hombre, nimio como todos, que domina medio mundo por el hecho de ser el cabeza de una organización lucrativa como lo es el Papa de la Iglesia católica. Me repatea que se gasten 2 millones 400 mil euros en una puta visita de un día a una ciudad. Yo he pasado 2 días, en el mismo centro de Barcelona, y con todo me gasté 120 euros, valiendo el tren 60.  Me toca las narices la puta hipocresía vaticana, pregonando el amor a los otros, la comprensión, la misericordia divina, el poner la otra mejilla y el ser generosos con el prójimo, para luego no cumplir ninguno de sus pregones, amparándose en el pobre argumento de que "sólo Dios (su dios, que se escribe con mayúscula) tiene una capacidad infinita de comprensión, generosidad y misericordia"; vamos, que como no me sale de los cojones, me acojo a un argumento sin pies ni cabeza para justificar que soy un homófobo, un xenófobo, un avaricioso y un cabrón.

Me toca las narices mi mala suerte, si es que realmente existe... No había otra semana para que pasara lo que ha pasado, no. Tenía que ser esta que venía mi niña a verme.

Me pone enferma la hipocresía, y yo misma soy una hipócrita, gastando mi dinero (el de mi madre) en estudiar, en vivir cómoda, en comer bien, en poder salir si me apetece... Mientras en Haití, una chica que conozco, está viviendo un verdadero infierno y siente como cada día se acerca su hora más y más rápido... Me pone enferma de verdad.

Estoy harta de los Ministros de Sanidad de todo el mundo, y de representantes de grandes grupos químico-farmacéuticos, y de sus quejas sobre epidemias "incontrolables", cuando seguimos viendo la sanidad pública como algo más que una necesidad, que es realmente lo que es. No es justo, ni lógico, que desarrollemos ciencia y medios para combatir enfermedades, por el bien y la evolución de LA HUMANIDAD, y que seamos UNOS POCOS los que lo disfrutamos.

Estoy harta del mundo. Lo estoy. Y de las hostias que la vida te da así sin que le importe mucho. Y de la gente. Y de madrugar. Y de fregar los platos y tender la ropa cuando hace frío. Lo estoy.

Estoy hasta los ovarios de todo, hoy. Supongo que siempre, pero normalmente lo sobrellevo bien. Supongo, también, que esto mañana se me habrá pasado...

Justificación.

Porque las malas noticias nunca vienen solas, y ahora pienso hacer una entrada quejándome y pataleando, y me la trae al viento si alguien la entiende, o si no, y si alguien se siente ofendido con algo que diga, lo siento mucho, pero no me pienso callar una puta palabra. Hoy no puedo más. No puedo, simplemente.

La cambiaprácticas.

Yo creo que, al final, mis profesores me apodarán así... U_U'

Ya no tengo prácticas el viernes, las he hecho hoy. Jejejeje...

Echar de menos.

La política aún aguarda. Tal vez cuando quiera subir el post ya no tenga siquiera relevancia, y no lo suba... Pero, bueno, me da igual.

¿Alguna vez os habéis planteado por qué echamos de menos a las personas que queremos, o las cosas que nos gustan? ¿Alguna vez os habéis planteado qué es echar de menos?

Según la RAE, echar de menos a alguien significa advertir o notar su falta, y tener sentimiento y pena por ella. La primera acepción excluye a la 2ª, y se refiere únicamente a darte cuenta de que alguien no está ahí... Yo os hablo de la 2ª acepción, que incluye, a su vez, a la 1ª.

Ayer, a eso de las 11 de la noche, a 12 días del tercer aniversario de la muerte de mi amigo Martín, me volvían a dar otra noticia igual de mala, o peor, porque mi relación con Javi era más estrecha, quizás.

Así que hoy escribo un poco bipolar... Porque mañana va a ser el día más feliz desde hace mucho tiempo, y, en parte, me siento mal, habiendo pasado ayer lo que pasó. Hoy debería estar superdinámica, nerviosa, eufórica... Pero no lo estoy. También debería estar desconsolada, cansada por no haber dormido ayer, y no deberían quedarme lágrimas de haber llorado tanto... Pero tampoco me pasa. Sigo con los ojos empañados cada vez que veo una jota, y la apatía me define hoy. Tengo, en el fondo, muchas ganas de hacer muchas cosas, de preparar todo hasta el último detalle para que sea perfecto porque a mi reina le daría la Luna si cupiese en el cuarto del hotel (y que nadie me diga "si pudieras cogerla y bajarla", porque, por ella, lo haría, posible o no), de querer que pase el tiempo rápido... Y así es. Pero a la misma vez hay un peso en el fondo de mi estómago que me obliga a moverme despacio, que me alarga la cara y borra mi casi eterna sonrisa.

Hoy es uno de esos días en que el corazón late arrítmico, a veces fuerte y rápido, y la mayoría del tiempo despacito y de forma tan suave que me cuesta encontrarme el pulso en el cuello.

Dice la canción que cuando un amigo se va, algo se muere en el alma. Yo sigo sin creerme mucho eso de que yo tenga alma, pero sí es cierto que tengo el corazón encogido desde que me llamó su hermana hecha un mar de lágrimas... Y lo extraño, pese a que no hablásemos todos los días, pese a que no lo viera con asiduidad. Lo echo muchísimo de menos.

Creo que cuando yo digo que echo de menos algo es porque lo he perdido, porque sé que esa persona no va a volver a estar a mi lado, porque algo ha cambiado para siempre. Y es probable que tenga razón en lo que creo. No echo de menos a mi familia, a mis amigos, a mis profesores... Sí, los extraño, me gustaría verlos, pero sé que siguen ahí, que hay tiempo. Puede que por eso, porque "aún hay tiempo" (je, je, je), no los eche de menos.

Sin embargo, no puedo evitar estar jodida cuando pierdo a alguien, o cuando pierdo algo que me importaba. No puedo, de verdad. Y hoy estoy muy jodida... Pero se me pasará, seguro..., a lo mejor en cuanto vaya a la universidad, y hagamos la práctica sobre helechos, y me ría con Maribel cuando casi rompa algo y Jaime no pueda hacer más que reírse y venir a preguntarnos si estamos bien y si nos hemos cargado algo importante (percances en el laboratorio... por variar un poquito), ya me cambie la cara, y piense en ti, y pese a estar triste no pueda evitar ser inmensamente feliz, como cada día que recuerdo que sigues a mi lado.

Te echo de menos, Javi. Dondequiera que estés, si es que estás en algún sitio que no es el tanatorio o el cementerio, o alguna urna de cenizas... Acuérdate de mí de vez en cuando, y sé feliz, siempre. Martín, Xabi, Domingo, Edu... A vosotros también os echo de menos, muchísimo, cada día... Espero que los 5 estéis bien.

Nueva Ortografía de la Real Academia Española.

Acabo de leer un artículo en El País que me ha dejado un poco rara.

Trata sobre la publicación de la nueva Ortografía de la RAE, prevista para finales del presente año; y las modificaciones que conlleva con respecto a la anterior edición.

Si recordáis, hace unos meses yo misma asistía a la Fase Nacional del X Concurso Iberoamericano de Ortografía, en Madrid. Entre los miembros del jurado figuraba un académico de la lengua, el señor que ocupa el sillón S: D. Salvador Gutiérrez Ordóñez. Esa ha sido la primera cosa que me ha llamado la atención en el artículo: este mismo señor es el coordinador de la nueva edición de la Ortografía.

Pasemos ahora a los cambios.

El que más me llama la atención, sin embargo, no es la supresión, aparentemente por completo, en los demostrativos "este, esta, estos, estas" cuando cumplen una función pronominal y en el adverbio modal "solo", de la tilde diacrítica. Ya en 1959 se relegaba su uso sólo a aquellas construcciones gramaticales en que existiese algún tipo de ambigüedad (y, de hecho, desde 1960 la RAE misma no utiliza tilda los demostrativos pronominales ni el solo), pero ahora lo "prohibe". Entrecomillo porque la RAE (qué majeta, ella) nos deja la posibilidad de utilizarla en casos ambiguos si nos apetece.

El que me llama realmente la atención es que se condena (vamos, que si se escribe así, está mal, mal) el uso de la tilde en la gran mayoría de monosílabos que tienen un diptongo o triptongo, que antes podían o no acentuarse, como guión (ahora sólo guion), Sión (Sion), fuí (este lo escribí siempre como fui, yo) y otro montón más. También se elimina la tilde de la o (ó, antes) internumérica

Asimismo, las palabras en que [q] se pronuncia /k/ se reducen estrictamente a aquellas en que [q] va seguida de [ue] o [ui]. Si queremos seguir escribiéndolas con [q], como Iraq, quorum o Qatar, hay que indicar que son extranjerismos mediante el uso de la cursiva.

Otro cambio es que [ch] y [ll] pierden su categoría de letras (aunque en 1999 ya no se consideraban letras, sino dígrafos, siguieron en el abecedario), y las letras del alfabeto son ahora 27 (las que vienen en un teclado QWERTY de ordenador, vamos).

Pues... Esas son las modificaciones de la ortografía. Como el hombre, al igual que el perro, es animal de costumbres, yo seguiré escribiendo, probablemente, sólo, éste, ésta, éstos o éstas... Pero, bueno, si Belén Esteban sale en televisión diciendo las barbaridades que dice (que son verdaderos atentados contra el conocimiento humano), no tengo de qué preocuparme.

En breves, una de politiqueo (para que no me digáis que me he vuelto una sensiblera).

El amor no puede ser pecado.

Este vídeo es un fragmento de un capítulo de "Los Hombres de Paco" que recordaba haber visto hace tiempo, y que me ha venido a la cabeza al leer un artículo de El País sobre las declaraciones sobre el matrimonio homosexual que hizo Rajoy (y que viene haciendo desde tiempo atrás). Debajo lo transcribo (que sé que muchos "interneses" van lentos, y los vídeos tardan en cargar). Hay mucha razón en lo que dice, aunque no sea más que un trozo de guión de una serie tragicómica de televisión.


"¿Saben lo que no es normal? ¿Usted quiere que yo le diga lo que no es normal? ¿Hm? No es normal pensar que hacer el amor es pecado. Eso no es normal.

No es normal pensar que Dios no quiere a las lesbianas y los homosexuales, eso no es normal. No es normal que la Iglesia oculte abusos de niños, ni que los sacerdotes no se puedan casar.

No es normal la riqueza del Vaticano, ni... ni... ni los anillos, ni el oro, ni... ni... ni el dinero tirado en campañas de publicidad; ni todo ese boato absurdo mientras 30 millones de personas se contagian de SIDA en África por no usar preservativo.

Señores, Dios... Dios nos hizo con dos brazos, y con dos piernas; y también nos hizo con la capacidad de amar, de querernos, de tocarnos, de... de sentir con la yema de los dedos un pecho acelerado por la excitación... Y eso, señores, eso... Eso no puede ser pecado.

Señores..., amar... Amar no es fácil. Y... Y us... Ustedes... Ustedes se empeñan en hacerlo todo más difícil y enrevesado, como... Como si no nos bastáramos nosotros mismos..., como si no se bastara la propia humanidad para complicarlo todo.

Señores, porque amar... Amar es entender también el rechazo, entender que te van a hacer daño, que vas a sufrir, que vas a llorar, y es entender que las cosas son muy distintas al sacramento del matrimonio. Vamos que hoy... Hoy te casas, ¿y vives feliz para toda la vida? Falso... Señores, falso. Por muchos siglos que puedan ustedes seguir proclamándolo.

¿Saben qué creo? Creo que ustedes no saben lo que es el amor. Porque si... Si algo he aprendido estos años es que, si apretar dos cuerpos hasta... Hasta convertirse en uno, si... Si eso es pecado, señores, soy... Soy un pecador. Porque, el único Dios en el que creo, es el Amor.

¿Entienden...? El Amor."

Pues... Tan sencillo y complicado como esa palabra; más bien, como ese concepto: el Amor. (A los que sólo leéis el texto, y no veis el vídeo: por lo visto en este capítulo el tío que dice el monólogo está infiltrado como cura, o seminarista, o algo así, y habla con un obispo [creo] y la madre superiora de un convento [creo, también]; no es que me haya dado un chungo y haya empezado a creer en Dios y el Creacionismo y esas mierdas). 

Imposible. Improbable.

Según el Diccionario de la Real Academia, la palabra imposible define algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser, o suceder; e improbable como algo inverosímil, que no se funda en una razón prudente.

Los sueños, el amor, la esperanza, los planes... No siempre se basan en razones prudentes, por eso me gusta hablar siempre de cosas improbables, y dejar los imposibles para las definiciones teóricas. Si tenemos en cuenta que cualquier, sí, CUALQUIER, cosa que imaginemos, podría suceder, la palabra imposible queda con un significado meramente teórico y literario.

Pongamos, como ejemplo, el 12 a 1 de España contra Malta para la clasificación a la Eurocopa del 84... No nos valía una victoria, sino una victoria con una diferencia en el Goal Average de 11 goles o más. Parecía IMPOSIBLE, sin embargo, sólo era IMPROBABLE..., y pasó. (De igual forma yo cogí cierto autobús un 10 de octubre, aunque parecía prácticamente imposible... Lo cogí). Igual que este ejemplo hay miles: parecía imposible que el hombre pudiese volar, y ahora volamos de 200 en 200; parecía imposible que algún día pudiésemos ver la cara de quien extrañamos a 1000 kilómetros casi a tiempo real, y lo hacemos todos los días; parecía imposible que España por fin pasase de cuartos y ganase el mundial, y lo hizo; parecía imposible ver a un negro en el Despacho Oval de la Casa Blanca, y Obama hizo ayer 2 años como Presidente electo de los EE.UU (como predijese Robert F. Kennedy en 1968)...

Como decía antes, cualquier cosa puede suceder. Incluso es posible que tirando las llaves al aire, una de las veces, en vez de caerte en la mano (o al suelo), el manojo cambie de dimensión (teniendo en cuenta la teoría de supercuerdas y la de los agujeros de gusano, que postulan más de 3 dimensiones en el espacio; obviamente, si no aceptamos más dimensiones, es imposible físicamente el cambio, y este sí es un imposible de verdad). Y es que aquello que hemos reproducido, por azar o por lo que sea, en nuestra imaginación alguna vez puede reproducirse de igual forma en la realidad física que nos envuelve.

Así que yo me aferro a la improbabilidad, como gran soñadora que soy (a pesar de esa mente científica, y, por tanto, realista, que habita en mi cerebro), para hacer frente día a día al mundo y la realidad, que se empeñan en intentar pisar mis ilusiones y mis propósitos.

No puedo evitar, a veces, ser un poco irracional y dejarme guiar por improbables. Qué le voy a hacer si "yooo soy rebeeelde porque el mundo me hizo asíiii...". Porque... Con la ingeniería genética, ¿quién no cree en sirenas?

Necesidades.

Estableció Maslow su famosa pirámide, su jerarquía de las necesidades. Según él, todos buscamos en la vida las mismas cosas en la vida, y las jerarquizó siguiendo un esquema piramidal de niveles.

El primer nivel, el más esencial, es la supervivencia. Las necesidades fisiológicas como la alimentación, e incluso el sexo, se incluyen aquí. Son las más básicas. Las que todos deberíamos tener cubiertas.

El segundo, la seguridad. Sentirnos seguros en casa, tener una estabilidad familiar o conseguir unos ingresos de forma estable son necesidades de 2ª prioridad.

Después está el amor. Según Maslow, no podemos vivir sin tener el amor o sin buscarlo.

En el cuarto nivel están el respeto, la aceptación y valoración de los demás hacia nuestra persona, nuestras acciones y nuestras decisiones. El apoyo de las personas de nuestro entorno cuando nos equivocamos.

En el quinto está la necesidad de entender. De entender tanto el mundo que nos rodea como a la gente de nuestro entorno.

El sexto son las necesidades espirituales y estéticas. Sentirnos parte de algo especial, rodearnos de cosas bellas. Disfrutar del arte o la música.

El último es la autorrealización. Intentar encontrar nuestra auténtica naturaleza, lo que somos.

Maslow diría que, estudiando la carrera que he elegido, con posibilidades de encontrar un trabajo que me guste y con el que sentirme realizada en la vida, estoy empezando a cubrir mis necesidades más altas, las que me hacen más feliz.

Pero claro... Maslow no te ha visto dormir apoyada en su pecho, ni te ha visto abrir los ojos a 10 centímetros de los suyos, ni te ha besado antes de dormir, ni ha agarrado tu mano paseando, ni se ha perdido en tus brazos. Así que... Puede meterse donde quiera, su teoría.

Porque, al final, lo único que todos queremos, lo único que todos necesitamos, es ver a la persona por la que bebemos los vientos a nuestro lado al despertar.

Amor caduco. Amor perenne.

Puedes darle mil vueltas a la cabeza pensando en tu historia sentimental. Puedes parchear las relaciones, pero al final, los parches se descoserán, y se reabrirán los rotos, como siempre, porque cada uno es como es... Y es muy, muy difícil cambiar por alguien.

Lo mejor que nos podría pasar es que las relaciones ya llevasen marcada su fecha de caducidad, como los zumos. Así, sabiendo cuándo llegaría el final, no perderíamos el tiempo en sospechas, inseguridades o discusiones... Nos dedicaríamos a disfrutar de cada momento, hasta la última milésima de segundo.

Claro que, por otro lado, lo bueno de no tener la fecha de caducidad es que deja lugar a la esperanza de que, esta vez sí, el zumo pueda conservarse para siempre...