C: ¿Cómo puedes vivir sola? ... Tú no eres feliz, ¿no?
J: Por supuesto que no; ser feliz es un coñazo.
C: ¿Pero no echas de menos tener a alguien?
J: ¿A alguien como quién?
C: Como un novio...
J: ¿Para qué?
C: ¡Para que te proteja!
J: Ya tengo una puerta blindada.
C: Ya... Pero estando sola... No te sientes un... ¿Un poco sola?
J: Mi soledad y yo nos llevamos bien. No necesitamos que venga la soledad de otro a darnos por saco.
C: ¿No te gusta que te digan que te quieren?
J: Sí, pero cuando "te quiero" significa "te quiero", no cuando significa "me perteneces", que es más o menos siempre.
C: ¿Sabes? Me parece que no has estado nunca enamorada.
J: ¿Y tú sí? ¿Me vas a decir que estás enamorada del tal Juanjo ése?
C: ... ... ... Yo creo que sí.
J: Crees que sí... O lo estás, o no lo estás. Si yo estuviese enamorada de Juanjo no necesitaría media hora para pensarlo.
C: Oye, que han sido 3 segundos...
J: Ni 3 segundos ni nada. El amor no es algo que puedas poner en duda. Es una ola que se te lleva por delante; un puño que te deja "K.O."; un incendio que te abrasa por dentro...
C: Me estás dando un poco de miedo...
J: Es que el verdadero amor debería a-co-jo-nar-nos. Debería destruirnos para resucitarnos después. Eso es para mí el amor. Y lo que tú llamas amor pues es... Una imitación hecha en Taiwan.
C: Vaya...
J: ¿Vaya qué?
C: ¡Vaya romántica estás hecha!
J: ¡Eh, eh, eh! Que yo no te he insultado, ¿eh? ... ¡Dos gin-tonics más! ... Vuelve a llamarme romántica, y te mato.
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