De vez en cuando me gusta mirar hacia atrás, al pasado. No para buscar un tiempo mejor o más feliz, o más tranquilo. No... Sólo por mirar, por recordar todo aquello que me ha pasado y que constituye el único tesoro que me llevaré conmigo cuando ya sólo sea un montón más de polvo en el mar, y en el aire.
19 años. Poco más de 6 meses para los 20. 19 años. Dos décadas. Dos siglos. Dos milenios.
He vivido mucho, y muy bien, en estos años. Una infancia feliz y rodeada de amigos y experiencias estimulantes, una adolescencia "fácil" (sin traumas, complejos, escándalos ni cambios radicales de los que arrepentirme), y una juventud soñadora y libre.
Sobre todo desde que comenzó la universidad, empiezo a sentirme yo, reivindicada. Pero no olvido qué ha llevado a formarse a cada detalle que me compone. Soy soñadora porque mi padre me contaba cuentos inventados de niña, pero también porque mi madre me enseñó que con esfuerzo uno puede lograr lo que quiera, y porque en la Ruta comprobé que eso era real, que los sueños estaban al alcance de la mano, que sólo había que estirar el brazo un poquito más y ponerse de puntillas. Soy independiente porque mis padres se separaron siendo mi hermana y yo muy pequeñitas y eso nos hizo darnos cuenta de que la vida tenía otra cara menos sonriente, pero no por ello menos real. Soy ecologista porque de pequeña mi padre nos enseñaba libros con fotos de animales y mi madre nos llevaba a la huerta y había miles de bichos y plantitas que ver allí; porque siempre fomentaron que conociese el entorno donde vivía y que lo disfrutase, y lo amase.
Soy rebelde... Porque el mundo me hizo así, con todas sus injusticias, con su hipocresía, con el salvajismo que lo domina, con la intolerancia que lo llena, con el odio entre sus habitantes, con la ignorancia que lo condena.
Hay tantos recuerdos que me vienen ahora a la mente que no soy capaz de extraditar unos cuantos y ordenarlos para ofrecéroslos.
Pero, ahora mismo, soy muy feliz, porque mi mente está repleta de sonrisas, de abrazos, de miradas, de besos, de caricias, de ciencias, de risas y más risas, de juegos, de flores, de cielos, de barro, de idiomas, de manos, de latidos... De recuerdos. De tesoros.
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