Sola en un bar, como cada jueves.
Llevada casi por inercia de su cuerpo, M acababa sus largos, interminables, jueves siempre en un bar.
Apenas sabía cómo, pero llegado un momento recobraba la conciencia y salía de su ensimismamiento, y veía entonces, como cada jueves, sus ojos vidriosos reflejados en la superficie líquida de su bebida.
Entre volutas de humo y acordes menores de una guitarra que acompañaban la voz grave y extrañamente cálida de una cantautora que cantaba en una pequeña tarima, en la esquina del local. La melancólica melodía se apoderó, como cada jueves, de su alma, de sus recuerdos, y sus ojos volvieron a empañarse con lágrimas rebeldes que se negaban, amargas, a dejarse caer mejilla abajo.
La echaba tanto de menos... Daba igual cuánto se lo intentara negar. El alcohol no le servía, seguía lúcida. Además... No la quería alejar de sí. Quería tenerla consigo. Quería poder besarla, abrazarla, susurrarle mirándola a los ojos que se desvivía por poder levantarse a su lado...
Una mano en el hombro la espabiló de nuevo... No, por mucho que se ilusionara no era ella. Era, como cada jueves, el camarero pidiéndole que apurara el ya aguado whiskey que le quedaba en el vaso, y que se marchase a casa.
Salió a la calle. Hacía frío, pese a que estaba ya entrada la primavera. Hacía frío, como cada jueves desde que ella no estaba a su lado.
Aún hoy, jueves, hace frío. M sigue en el bar, entre ensoñaciones y recuerdos. Ella sigue sin volver, pese a que han pasado años. M la sigue buscando en cada par de ojos que se topan con su mirada, en cada par de piernas que caminan a su lado... Y sigue sin encontrarla.
María*
7 comentarios:
Azar o destino, peor siempre se encuentra un rumbo
Te Quiero.
Te quiero.
Te quiero.
Te quiero.
?
De verdad, esto ya es inquietante con los anónimos. U.U'
María, me encanta (L)
Joder, parece que tienes un admirador secreto jaja xD
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