2014 ha sido un año, no me voy a poner en plan emotivo de la hostia como todo el mundo, como otro cualquiera. Con sus luces, muchas, y sus sombras.
Un año en que los implicados nos implicamos más, y conseguimos despertar muchas conciencias durmientes, conciencias que gritan por la humanidad que se desangra ante el masticar incesante del capitalismo a nuestros presentes y futuros.
Un año de autorreivindicación. De decirme las cosas claras a mí misma, de no explicarme a los demás para entenderme yo. Un paso de gigante a acabar la primera carrera, de reafirmarme en el trabajo y conseguir encaminar mi futuro cercano por la senda que más me gustaría transitar.
Año de ilusiones truncadas (darme cuenta de que no todo el que te llama amigo te trata como tal, la abdicación que no acabó en República, el atisbo de una España más democrática que no acaba de llegar, conseguir que los putos dirigentes entiendan que los problemas "del 3er mundo" son los problemas del único mundo en que vivimos...) y cumplidas (ver a 3 de mis grupos favoritos en conciertazos, cambiar de grupo de curro, llegar a cuarto...).
Año de buenas y malas noticias. De dolores en directo y en diferido, de los que atacan cuando una se queda sin nada en qué pensar; pero también de muchas, muchas alegrías, por las que agradecer a la vida, de volver a tener presentes a ciertas personas en mi vida, y de ganar a alguna nueva que espero camine a mi lado mucho tiempo, si el camino lo permite.
Año, sobre todo, de indecisión, de quererlo todo y de querer abandonarlo, de necesidad de cambio, y sin embargo, de estabilidad.
Un año, básicamente, como todos los anteriores y todos los que vendrán. Más primeras canas y menos primeras veces, pero en esencia, la vida, pasando incontenible e incontestablemente, como siempre.
Así que no perdáis el tiempo pensando en mi año, sino en cómo queréis que sea el próximo en vuestras vidas. Dejad un segundo para pensar en qué querríais haber hecho este año que no hicisteis por cualquier razón tonta, y hacedlo si podéis, por vosotros, por mí.
Que el 2015 sea el mejor año de vuestras vidas, exactamente igual que todos los que vengan después.
Yo volveré a proponerme dejar de morderme las uñas (¡ja! ¡Con lo que me gusta!), y además me propongo no autoboikotearme en las cosas que quiero que sigan adelante.