Hoy, después del finde de Fallas, y de acabar durmiendo el sábado en el suelo (bueno, con una manta), estoy constipada. Gracias, efferalgan, por tu apoyo.
Me he despertado pronto, a las 7 y poquito. Me he levantado sola, y sin ganas, como muchas mañanas. Justo cuando estaba pensando en qué escribirle, ella me ha escrito, y me ha sacado así una sonrisa. La primera del día. He bajado la persiana, consiguiendo simular por unas horas más la oscuridad nocturna, en que me desenvuelvo con mayor soltura.
Con el paso del tiempo, el dolor de cabeza se acentúa, y la frecuencia de estornudos aumenta, pero bueno... Es un mal menor. Dentro de lo malo, prefiero eso a tener el estómago jodido, o a estar lesionada y no poder moverme con normalidad.
Sin embargo, como cada vez que estoy un poco bajilla, me desanimo. No quiero decir que me desmotive, ni nada así. Simplemente estoy... Floja. Lo único que me apetece es acurrucarme a tu lado, con mi cabeza en tu tripa, y que me acaricies el pelo. Lo único que quiero es sentirte cerca.
Te echo de menos... Será la primavera. Será el tiempo sin verte. Será el estar baja de defensas. Será que mi cuerpo te grita que vuelvas. Será que todas las canciones me dicen algo de ti. Será que eres tú quien tiene mi alma, y por eso siempre creí que no tenía. Será que te quiero. Será eso... Que te quiero.
Y ahora, de noche, me falta tu cuerpo abrazando al mío. Igual que me falta el brillo de tus ojos en la penumbra, y la calidez de tus susurros tan cerquita de mi oído, y la suavidad de tus besos y tus caricias en mis labios y mi piel, y la seguridad que me da tu cabeza apoyada entre mi pecho y mi hombro, y la tranquilidad de escuchar tu respiración calmada acompasando la mía... Igual que me faltas tú, y cada detalle de ti, cada una de las noches que paso lejos de tu lado.
Los últimos días te he echado más en falta que de costumbre, y no sé muy bien por qué. Sólo sé que me falta tu pecho, y tus ojos, y tu risa; y que cada día me faltan más. A lo mejor es el constipado... A lo mejor, el amor.