Ya lo sé

Ya lo sé, no hace falta que me lo digas de nuevo.
Ya sé que no soy nada, pero aún así... Se lo quiero dar todo.


María*

Sólo... Gracias.

Sólo me queda daros las gracias.
Gracias de corazón...
Gracias por aguantarme, por reíros conmigo, por haber apoyado alguna que otra de mis locuras, por decirme que no era por ahí cuando me equivocaba, por darme una palmadita en la espalda al verme decaída, por abrazarme si estaba triste, por sonreírme por las mañanas con la cara somnolienta, por los "buenos días" que casi siempre fueron buenos, por todo... Por todo, de verdad. Incluso por los gritos y las peleas, por hacerme ver que no tenía razón.

Gracias por haberme acompañado estos 6 años. Gracias.

Y... Gracias por todo el día de ayer. Por la ayuda al organizarlo todo para conseguir que ayer fuera una noche perfecta, o casi (puta lluvia que nos privó de algún tropezón en la escalera.. Jajajaja); por haber hecho de una simple cena un momento único, que se ha grabado en mi memoria a fuego, en que estuvimos todos juntos, y, por una vez, de acuerdo en algo: esa noche era nuestra, y nada lo estropearía.

Gracias por haber aguantado el sueño y el dolor de pies hasta que nos fuimos con una sonrisa en la cara. Gracias por los piropos anoche que me hicieron sentir algo menos disfrazada (U.U'). Gracias por los millones de besos y abrazos. Gracias por ser como sois. Gracias... Gracias.

María*

"Yo la quiero por muchas más razones que vosotros"

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por eso de que "sus caderas..."; ya sé de sobra que tiene esa sonrisa, y esas maneras; y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.

Pero, además, la he visto seria, ser ella misma; y en serio que eso no se puede escribir en un poema.

Por eso, eso que me cuentas de que "mírala cómo bebe las cervezas",
y "cómo se revuelve sobre las baldosas" y "qué facil parece a veces enamorarse"; todo eso de que "ella puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción..."; todo eso de que "los besos de ciertas bocas saben mejor", es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.

Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente para decirte "venga, hazte un peta y me lo cuentas". No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece, luego te abrace, y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.

Así que supondrás que yo soy el primero que entiende el que pierdas la cabeza por sus piernas, y el sentido por sus palabras, y el corazón por un mínimo roce de mejilla...

Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte, son algo con lo que ya cuento.

Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.

Que yo también la veo... Que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo.

Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior...

Que conozco su voz en formato susurro y formato gemido y en formato secreto...

Que me sé sus cicatrices, y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría, y me sé lo de sus rodillas, y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra...

Que yo también he memorizado su numero de teléfono, pero también el numero de sus escalones, y el numero de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías...

Que no solo conozco su última pesadilla,también las mil anteriores; y yo sí que no tengo cojones a decirle que no a nada, porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la Luna (y mira que hay tontos enamorados en este mundo)...

Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,rendida a ese puto milagro que supone que exista.

Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino...

La he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo...

Que lo de "mira sí, un polvo es un polvo",y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas y sólo los sueños pueden posarse sobre las siete letras de su nombre...

Que te entiendo, que yo escribo sobre lo mismo.
Sobre la misma...

Que razones tenemos todos,
pero yo muchas más que vosotros.

Versión recitada por Tayler Durden (el autor del poema)


Sin duda, muchas más.

María*

Felino feliz...

Duerme conmigo esta noche, quiero pelear con la cama por tu cuerpo...


Gatito contento =)

María*

El reflejo...

Sola en un bar, como cada jueves.

Llevada casi por inercia de su cuerpo, M acababa sus largos, interminables, jueves siempre en un bar.

Apenas sabía cómo, pero llegado un momento recobraba la conciencia y salía de su ensimismamiento, y veía entonces, como cada jueves, sus ojos vidriosos reflejados en la superficie líquida de su bebida.

Entre volutas de humo y acordes menores de una guitarra que acompañaban la voz grave y extrañamente cálida de una cantautora que cantaba en una pequeña tarima, en la esquina del local. La melancólica melodía se apoderó, como cada jueves, de su alma, de sus recuerdos, y sus ojos volvieron a empañarse con lágrimas rebeldes que se negaban, amargas, a dejarse caer mejilla abajo.

La echaba tanto de menos... Daba igual cuánto se lo intentara negar. El alcohol no le servía, seguía lúcida. Además... No la quería alejar de sí. Quería tenerla consigo. Quería poder besarla, abrazarla, susurrarle mirándola a los ojos que se desvivía por poder levantarse a su lado...

Una mano en el hombro la espabiló de nuevo... No, por mucho que se ilusionara no era ella. Era, como cada jueves, el camarero pidiéndole que apurara el ya aguado whiskey que le quedaba en el vaso, y que se marchase a casa.

Salió a la calle. Hacía frío, pese a que estaba ya entrada la primavera. Hacía frío, como cada jueves desde que ella no estaba a su lado.

Aún hoy, jueves, hace frío. M sigue en el bar, entre ensoñaciones y recuerdos. Ella sigue sin volver, pese a que han pasado años. M la sigue buscando en cada par de ojos que se topan con su mirada, en cada par de piernas que caminan a su lado... Y sigue sin encontrarla.

María*