¡Por fin!

Cuando ya estaba a punto de darme por vencida y rendirme buscándole piso a mi chica, he encontrado uno ideal. Al ladito de la Kontxa, con un parquecito a doscientos metros, lejos del ruido de Lo Viejo, pero en el mismo corazón de Donosti. Estoy supercontenta, sin saber por qué.

Sólo sé que mi "nueva" vida va sobre ruedas, que me encanta que desde el mirador de mi cuarto se vean el amanecer y el atardecer, que el año en la universidad pinta genial, a pesar de no saber nada de las convalidaciones, que los vascos, pese al estereotipo de serios que tenía de la gente del Norte, son gente maravillosa y muy, muy acogedores, que el euskera me está resultando más fácil de lo que creía, y que, al contrario de lo que pensaba que pasaría, cada día que paso contigo me gusta más estar a tu lado, y, aunque me resulta difícil concebirlo, creo que cada vez te quiero un poquito más.

Mañana martes. A ver si cenando se me pasa un poquito la euforia y consigo escribir algo bonito, o interesante, o bonito e interesante, que sería la rehostia.

1 comentario:

espacioje dijo...

Qué bien que estás, me alegro mucho!!! Transmitir la felicidad es compartirla y no sólo ejercerla, eres muy generosa por haberlo hecho y seguramente hoy serás más feliz que ayer, a mi también me has hecho más feliz!!!