Un día... Raro (pero raro de cojones, en serio).

Hoy hace 16 días que no actualizaba... Resumo: unos días GENIALES (con mayúsculas, que lo fueron), una despedida triste (como lo son todas en las que me despido de ella), un examen de mentira, "feliz navidad", regalos, comilonas, viaje exprés a Valencia para llevar los papeles de la beca, "feliz año nuevo", comilonas, gripe... Y aquí estamos, en el día posterior al día más raro de mi vida.

Algunos, los que "tenéis que" hacerlo, sabíais la destinataria y el porqué de la mayoría de mis entradas desde septiembre. Por otra parte están las personas que se irán enterando cuando creamos conveniente... Y por otra, mi madre, que se enteró ayer como un guantazo. Sin comerlo ni beberlo, un comentario afortunado, o desafortunado, en la comida de anteayer, ya sembró la semilla de lo que sería la conversación que se alargó toda la tarde de ayer.

Así que, bueno... Por un lado sí lo pasé mal, mal de cojones. Hay cosas que una no quiere, o no está preparada aún para decir a determinadas personas. Cuando tienes que decir esas cosas por hache o por be, la verdad es que cuesta, y no poco, precisamente. Cuando esas cosas, además, hacen daño a una persona que quieres, que quieres muchísimo, cuesta más... Pero cuando esas cosas las dices por alguien a quien adoras, algo (probablemente su imagen, o el recuerdo de su mano aferrando la tuya) consigue que reúnas las fuerzas y la entereza para hablar clara y sinceramente sin flaquear.

Por otro lado, era algo que tendría que hacer antes o después... Y ya está hecho. Por ahí, bien. Con el tiempo lo asimilaremos todos, espero. Y si no lo asimilamos, yo no puedo hacer más. No voy a renunciar a algo que me hace inmensamente feliz, que me llena, me tranquiliza y me estimula, por la felicidad y tranquilidad de otros. Aunque esos otros velen por mí, y me quieran, y me adoren.

Como le dije ayer a mi madre, además; puede que esto no entre dentro de ningún esquema social considerado como normal. Pero yo no soy normal, ni tú lo eres, ni nadie, en el fondo, lo es. La normalidad no es más que una convención que establecemos por el miedo a lo diferente. A mí me gusta ser diferente, si bien ese no es, de ninguna manera, el motivo por el que hago esto. Sabes que te quiero. Lo sabes. Lo sé. Lo saben ya muchos... Te quiero. Te quiero. Te quiero...

3 comentarios:

Marina Muñoz dijo...

Espero que todo haya ido bien. Como tú decías.. era algo que pasaría antes o después.
Un beso.

Unknown dijo...

JeSsYyHh!!!!!! que sabes que hay gente que estamos ahi para lo que necesites!! al igual que tus amigos, y si hace falta la liamos parda jajajaja
Un abrazo dw2 :)

María Sarmiento dijo...

Ha ido mal. De hecho, va mal. No ya por mi madre, sino la situación en sí. Pero bueno...