Insomnio.

[AVISO A NAVEGANTES: No me hago responsable de la incoherencia de los sinsentidos que pueda escribir a continuación. Necesito descansar, pero no puedo. Continúan leyendo bajo su propia responsabilidad.]

Como casi cada noche, el insomnio me acompaña. No me sirve estudiar, porque no me centro. No me sirve hacer sudokus porque después de hacer 15 o 20 no me entretienen. El tetris ya me da dolor de cabeza. Hago los solitarios como quien se muerde las uñas sin darse cuenta. La restricción de megavideo ha saltado hace apenas 5 minutos, y no me funciona aún habiendo reiniciado el módem. Me aburro profundamente.

Aburrirme siempre me ha hecho pensar. Cierro los ojos y comienzan conversaciones más o menos interesantes en que interactúo únicamente conmigo misma. Normalmente eso es, en cierta medida, gratificante. Me doy la razón siempre, bien la tenga una parte de mi mente, o la tenga la otra. Y me encanta tener razón, todo sea dicho. 

No obstante, el hombre, y yo especialmente, es un animal social. Si bien soy una persona extrovertida, y me gusta participar en debates grupales, y reír y charlar de forma informal sobre cualquier tema, y, por qué no, arreglar el mundo con los amigos en el bar entre quinto y quinto; disfruto más que cualquier cosa de estar a solas con una persona. (Especialmente, con una en concreto).

Y será que aunque aquí me relaciono con bastante gente, y comparto piso, y con esto de internet y las redes sociales siempre "encuentras a alguien" con quien "pasar" un rato; me siento sola. Por las noches me siento irremediablemente sola, y sólo hay una persona que consigue alejar esa soledad de mí.

Hace ya unos años me planteaba yo si realmente servía de algo estar enamorada. Al fin y al cabo, a mi edad das por supuesto que comiences lo que comiences va a tener final, porque, ¿cuántos años de vida pueden quedarme? ¿60? ¿70? Y no me refiero a si encontraría algo tan bonito y especial como para que durase 60 o 70 años sin joderse, no. Yo a lo que me refiero es... ¿Hay ser humano en el mundo con los ovarios de aguantarme semejante porrón de años?

Soy cabezota, orgullosa, arrogante, ególatra, sarcástica, hasta ácida cuando me pongo; me gusta discutir, necesito actividad continuamente, suele fallarme la fuerza de voluntad si no es un objetivo muy cercano, y cada año que pasa me vuelvo más asocial. Recuerdo cómo con 15 o 16 años (lo que hace... 2, 3 o 4 años atrás) salía todos los días de cada fin de semana; cómo quedaba cada día con mis amigos, y deseaba que llegase el recreo para poder hablar, cómo ansiaba las vacaciones para poder estar más "en sociedad". Ahora, con 18, los fines de semana prefiero quedarme en casa, viendo películas y jugando a cualquier cosa en internet, o leyendo, o cortándome el pelo en el baño. No me gustan las discotecas, ni los pubs, ni gastarme un dineral en ir al cine... Como muy mucho, me gusta salir a tomar un par de cervezas; siempre y cuando sea con alguien con quien vaya a poder hablar largo y tendido.

Soy, además, terriblemente independiente. Será porque, como quien dice, tengo un gran mundo interior. O será, simplemente, que normalmente la gente me aburre a los 2 asaltos de conocerlos. Pocos se salvan a la criba, por eso cuento los amigos con los dedos de las manos, y tampoco me faltan muchos.

El amor conlleva, en mayor o menor grado, una codependencia entre los enamorados; quizás por eso me negaba a enamorarme "a fondo perdido"... Como si eso fuese algo que uno elige, ¿eh?

Hoy por hoy, además de mi hermana, mis padres, mis abuelos, mis amigos, la política internacional, el pésimo estado de la comunidad en que vivo, la preocupación comedida por los desastres en países que quedan al quinto coño de aquí, los ideales, los exámenes, el futuro, los proyectos, los sueños, el "joder, cómo me duele la espalda con este colchón de mierda" (ah, sí, digo un montón de palabrotas, eso para añadir a mi lista de "virtudes"), el posible menú del día, los cumpleaños y fechas importantes próximos en el calendario, las cosas que tengo que hacer en casa, el tener controlado el billete del tren o la hora del bus, y esas otras mil cosas que dan vueltas en mi cabeza a todas horas; además de ellas, y por encima de casi todas, por no decir todas, está ella (estás tú).

Cada frase y palabra que escribo, incluso las que parece que no, están dedicadas a ti. Bien sea porque quiero intentar decirte algo bonito (espero conseguirlo alguna vez que otra), bien sea porque quiero contarte algo y no puedo esperar a que hablemos, bien sea porque es algo que me muero por decirte y (cobarde de mí) no me atrevo, o bien sea porque haces que las palabras fluyan (mi musa) con una facilidad casi verborreica entre mi mente y mis dedos; son todas para ti.

Te imagino mil veces y te recuerdo otras mil cada día. Aunque a mi "yo pasado" le jodiese reconocerlo, dependo de ti, y no me importa hacerlo, ni decirlo. Hoy por hoy (ya sabes, carpe diem), te necesito.

Y hoy, que me siento tan terriblemente insignificante, tan frágil, tan pequeña, tan desprotegida y vulnerable, tan... Abrumada; sólo hago que refugiarme en un abrazo que me falta a cada instante cerrando los ojos y evocando tu cuerpo.

Porque, tú y yo lo sabemos bien, la única cura efectiva que he encontrado a mi insomnio no son valerianas, ni relajantes musculares, ni alcohol, ni drogas (esto no lo sé pero no pienso probar), ni estudio intensivo, ni deporte extenuante, ni el aburrimiento más puro, ni la música más relajante, ni un vasito de leche caliente antes de dormir. Lo único que consigue que duerma como si estuviera en mitad de la gloria es tenerte a ti a mi lado.

Vaya, al final parece que sí tenía hoy algo que decir.

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