Es inevitable.

Hace unos años, esperando a que mi amigo, y vecino, Rubén llegase a su casa, hablé con su madre. Él venía de ver a su novia, que vive en el pueblo de al lado, y con la que ya llevaba un tiempo. No recuerdo muy bien cómo, hablábamos del instituto, de las cosas que hacía, de los proyectos que tenía en mente, y derivó en el tema del amor.

Mi vecina sólo ha "tenido" un hombre en su vida, su marido. Según ella, desde que lo conoció supo que era con él con quien pasaría su vida, y que le dio miedo, porque supo que era inevitable desde el momento en que lo miró a los ojos. Hoy día creo que llevan como 30 años casados.

Según me contó, conoces a muchas personas en tu vida, pero una, sólo una, y con suerte, pues no todo el mundo la encuentra, la marcará a fuego, y la convertirá a medias en suya. Esto no pasa con el tiempo, no es ese amigo de toda la vida con el que acabas teniendo una relación, ni la chica de tu clase con la que decides darte una oportunidad al acabar el curso... O talvez sí lo son. Pero, si es como ella me dijo, en el momento en que tus ojos y los suyos se cruzan, lo has perdido todo... Cupido, una vez más, ha hecho diana, y tú eras hoy su objetivo.

Cuando te sientes tan "de alguien", tan poco tuyo, es normal sentirse abrumado al principio. Saber que no tienes elección asusta, es cierto. Pensar en que puedes haberte conformado en lugar de esperar algo mejor puede hacer que te sientas inseguro...

La realidad es que soy tan mía como siempre, pero ahora no soy yo sola, sino que soy, en parte, ella; igual que ella es en parte yo, y mía. La realidad es que la única elección que siempre haría, sería elegirla a ella, sin que me temblase el pulso al decidir. La realidad es que ni siquiera puedo concebir que haya algo mejor que lo que ya tengo, así que no sé a qué esperaría... La realidad es que hace 57 días, 9 horas y 55 minutos que el muchacho me acertó con su saeta, y que ella me robó, y yo le entregué, mi corazón y mi alma.

El tiempo... Aliado y enemigo, dependiendo del punto en que se encuentre. El tiempo, y su obstinado paso regular que hace las esperas eternas y luego decide hacer como que vuela cuando la miro a los ojos. El tiempo, que ha supuesto el mayor de los escollos... El tiempo, mi tiempo, que es lo único que me queda por ofrecerle, porque ya le he entregado cuanto soy.

Una frase que escuché el otro día en una película (Boy Culture) decía:
¿Qué hacer cuando la persona ideal aparece demasiado pronto? Agárrala. No existe tal cosa como "demasiado pronto".
Y, por eso, no tengo miedo... No me da miedo equivocarme, sé que no lo hago; no esta vez. No me da miedo sufrir, porque no reprimo el ser terrible y completamente feliz; si llega algún día, el sufrimiento valdrá la pena por haber vivido y sentido esto. No me da miedo perderla, ya forma parte de mí... Y me aferro a ella como a un clavo ardiendo, porque, simplemente, la amo.

Desde aquel 10 de octubre, lo sé... Soy suya. Es inevitable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta el último párrafo. =) Me alegro un huevazo.. el otro día me acojoné, te lo digo. u.U'
k.
besets

Anónimo dijo...

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