Tu mano... Tus manos.

Será que son las 5.02 de la madrugada, y por la hora que el reloj marca supongo que ya empiezo a pensar sin pensar mucho. O será que acabo de ver tu foto. O talvez que antes leí de nuevo el sobre del hotel y no puedo evitar pensarte. O que acabo de ver Habitación en Roma y las películas con carga sentimental me hacen pensar...

Sea lo que sea, pienso en tu mano... O en tus manos, como prefieras.

Recuerdo el momento en que te vi: con las manos en los bolsillos, caminando deprisa, con el cuello de la chaqueta levantado doblándose al ritmo de sus pasos... Y entraste en el bar, y sonreíste, y ya supe que lo tenía todo perdido...

En esos instantes en que no sabíamos como reaccionar, nerviosas, algo rígidas, bastante temblando (en parte por los nervios, y yo, que no soy vasca, y que, por lo tanto, no soy inmune a él, por el frío) y te di el abrazo del que hablábamos la noche anterior (que, por cierto, ¡vaya nochecita!).

Nos sentamos en una mesa. Lo hicimos al contrario de como lo haríamos casi siempre después... Me senté a tu derecha. Ahí fue cuando me cogiste la mano por primera vez. Era una mano grande, fuerte, segura (al menos en apariencia, aunque toda tú parecieses un flan), cálida. Tu piel no es la más fina del mundo, ni la más suave... Eso me gusta. Eso, de hecho, me encanta de ti. No sólo tu piel, sino toda tú, no eres algo suave, algo fácil... No eres lo que se supone que "debería" gustarme. Eres dura, a veces ácida incluso... Y, sin embargo, has sido, y eres, la persona más dulce del mundo conmigo, y me encantas... Ácida y dulce, me encantas.

Y pienso en tu mano, y en las veces que la he sujetado, y las veces que ha sujetado la mía. Y en las veces que ha recorrido mi espalda, queriendo que no acabase la hora de seguir paseando por ella, mientras perdía mi mirada en la tuya y asimilaba que realmente me sentía tuya en ese momento... No como una propiedad, no hablo de eso, sino de unión.

Recuerdo tu mano en mi oreja, en mi cuello, en mi pelo, en mi nariz, en mi boca... Recuerdo tus dedos paseando por mi pecho, mis brazos, mis piernas..., mi vientre.

Siento cómo me cogías la cabeza al besarnos, y tu pulgar acariciando mi mejilla. Puedo sentir incluso mi mano aferrando la tuya en cierto momento de la noche del martes pasado; en el momento en que sentí que te amaba sin reservas, sin peros, sin dudas, sin fantasías y sin cuentos, sin pasado, sin futuro, y sin necesidad de ellos; en el momento en que supe que esto era cierto.

Tu mano agarrando la mía nerviosa en el "topo"... Tu mano acariciando por última vez mi nuca delante del bus. Tu mano soltándose demasiado rápido de la mía una fresca (que no fría, porque ahí nunca hace frío, "sólo fresco") mañana de miércoles.

Ya lo sabes... Porque lo sabes. Y, sin embargo, te lo diré. Porque me gusta decírtelo... Y lo sabes.

Nahi zaitut. Maite zaitut.

Asken finean gizaki emakumeak (hutsak) gara... Eta zaude zihur ezin izango zaitudala ahaztu inoiz. Aitortzen dut izan zarela ene bizitzaren onena...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo no lo podía haber descrito mejor(cierto que aquí no hace frío,sólo "fresco").No te voy a decir que cuándo vi q se alejaba el autobús deseé regresar al domingo,al bar de la estación,a volver a descubrirte y seguir descubríendote en los dos días posteriores...Para qué he de confesarlo si ya lo sabes?.También sabes que ya tu cara,tu cuerpo y tu alma forman parte de mí.Te quiero,pequeñuela.
PD-Te estás meando?.........jejjejjeje